Es una constante la manera como se puede asociar a través de la historia, la literatura con su peligro. También son innumerables los casos en los que grupos autoritarios han desplegado su poder en contra de la producción escrita y han señalado la división entre lo permitido y lo prohibido, entre lo bueno y lo malo, queriendo evitar así los riesgos sociales de la lectura. A su vez, hace parte de la tradición de las diversas sociedades y comunidades, a través de la historia, el adjudicar un lugar a la literatura y permitir su permanente revisión, construyendo desde las instituciones uno o varios cánones en los que se ubican las obras que bien por su carácter estético o bien por su carácter ético, son consideradas como las seleccionadas para p...